Poni galés

Durante miles de años, Gales ha sido el hogar del adorado poni galés. Esta raza se fue adaptando a la tierra y a sus gentes hasta convertirse en un poni robusto y resistente que no se amedrenta en condiciones difíciles. Algunos han sobrevivido como manadas salvajes que se remontan a muchísimas generaciones; otros trabajaron junto con agricultores, y otros estuvieron junto a la mismísima realeza. En la Edad Media se consolidó como un poni fuerte y veloz, perfecto tanto para tirar de un arado como para luchar en el campo de batalla, y disponible en varios tamaños. No fue hasta el siglo XX que se dividieron formalmente en secciones de registros de razas dependiendo de su altura y complexión.

Se rumorea que los ponis galeses salvajes del Casco Sur pertenecieron originalmente a la familia Winterwell, quienes los olvidaron, quedando abandonados a su suerte. Debido a su forma de ser, los ponis se adaptaron de maravilla a la península. Gracias a esto, muchos jorvikianos tienen un poni galés: es el compañero perfecto para trabajar, luchar y divertirse en el clima jorvikiano. Además, aprenden muy rápido cualquier disciplina que les enseñes, aunque la simpatía natural de los ponis también ayuda. Sus pelajes son muy variados y todos los colores son lisos, así que no encontrarás ninguna marca.

Para conseguir al poni galés, necesitas tener un nivel 7 y el nivel de reputación "Amabilidad" con el ermitaño.